CRÍTICAS
La obra y trayectoria de Fernando Biderbost resulta inabarcable en un texto de presentación, la cantidad de exploraciones visuales que ha realizado a lo largo de su carrera son tema de un estudio amplio y reposado que exige de mirada punzante y predisposición de asombro.
Con basamento en la pintura, su trabajo se ha nutrido del dibujo, la escultura y el ensamblaje, anteponiendo la denotación por encima de la connotación. Sus imágenes apuestan a la reafirmación del principio retiniano que en la modernidad fuera punta de lanza pero que a partir de la transvanguardia y los expresionismos de nuevo cuño, ha roto la barrera de la apreciación “desinteresada” abriendo complejas relaciones de significado donde los elementos de configuración artística han sido dotados de sentido y carga conceptual que rebasa la simple interpretación textual para proponer intrincados problemas a la percepción.
Biderbost es pintor de nuestro tiempo, con todo lo que conlleva el término y con todo lo que significa en la actualidad practicar una disciplina que avanza por cuenta y riesgo propio en un contexto hostil donde la factura, la disciplina y el oficio más que una distinción, son estigma y lastre ante la mirada llena de prejuicio y desconfianza de lo contemporáneo.
En su propuesta artística podemos confirmar que la sentencia de exterminio de lo pictórico es un error histórico que lentamente va pasando factura a la anarquía posmoderna, donde el “todo se vale” poco a poco va exponiendo carencias y miserias de aquellos sucesos ávidos de ocurrencia gratuita para ceder el paso a las majestades de las artes mayores. En la pintura de Fernando, podemos recuperar la certeza de los sentidos, la seguridad de saber que la pintura es parte de un pensamiento visual infiltrado en esquemas culturales donde los fenómenos de significación no son aislados, sino parte de un todo, de una visión estética en donde la relación de las partes rara vez puede ser captada con la razón instrumental o por los dogmas del pensamiento lineal. En este sentido la pintura, la que realiza Biderbost, apuesta a implementar complejos sistemas de vinculación visual que difícilmente pueden ser “leídos” con planteamientos silogísticos y en esto precisamente radica una de las aportaciones sustantivas de su pintura, en la orquestación de entramados donde el espectador tiene que dar sentido más allá de la anécdota iconográfica o del escrutinio interpretativo para enfrentarse al vértigo de los sentidos y a la inevitable somatización de la vivencia perceptual como medio para llegar a la implementación de conceptos sobre la realidad.
El asombro, la empatía y el hallazgo, son parte de las respuestas que desata el instrumental expresivo y conceptual de este artista, que a fuerza de implementar estrategias visuales de seducción, acaba por arrojarnos en una vorágine de experiencias donde quedan inutilizados los esquemas racionales de pensamiento para obligar a medirnos como entes sensibles más que pensantes, y hacernos entender que los vasos comunicantes con nuestro entorno son de carácter inestable y complejo. Con esta simple pero descomunal estrategia, Fernando Biderbost refirma el poder de la pintura como medio para reactivar en los sujetos la capacidad de asombro, pero sobre todo, para implementar la complejidad del pensamiento como alternativa que nos permita construir la realidad desde una perspectiva eminentemente humana.
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Julio Chavez Guerrero (Ciudad de México. 18 de Mayo, 2012)
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Un creador que, desde el sentimiento, la subjetividad de la repentización y las sensaciones del proceso, ha sabido acumular conocimiento. Un modo de vencer el paso del tiempo con el que desarrolla un personal universo abstracto. No lejos queda el modo de proceder de otros creadores vascos de postguerra pero también está el aliento de lo propio. Nada de interpretar el paso ajeno, ni de tocar la misma tecla. Tampoco se trata de aplicar lo sabido, sino de procesar el cambio y la diferencia. La atmósfera de un sentimiento metamórfico que sea palpitante.
Los recursos son muchos. Uno se siente absorbido por espacios inconcretos, formas poco palpables, contornos envolventes, paleta plural de verdes naturales y ocres terrosos junto a luces de soles desconocidos. Las instintivas figuras de algunas composiciones se resuelven verticalmente sobre el plano. Otras obras muestran los límites de una línea de horizonte y tienen la impresión de paisajes en los que crepita la vida de unos seres ignotos
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Xabier Sáenz de Gorbea. (Deia. 24 de Diciembre, 2010)
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Krisis Factory ha empezado su programación con una interesante muestra de la obra reciente de Fernando Biderbost (Bilbao 1955). Es la suya una pintura que aprende las lecciones formales del primer expresionismo abstracto, el de la etapa muniquesa de Kandinsky, sin caer en el dogmatismo estéril de los epígonos. Parece emprender por momentos una recuperación de los valores preceptivos de la figuración, por medios abstractos. Muchos de sus cuadros disponen algo parecido a figuras en algo parecido a un horizonte, sin que estemos del todo ante ninguna de ambas cosas. Se organiza así la percepción del espectador de un modo clásico, atrapándola en las tensiones entre masas y entorno, fondo y primer plano. Al mismo tiempo, los polos de éstas tensiones denuncian constantemente su nuda naturaleza pictórica, abdicando de cualquier impostura de la representación. La pintura de Biderbost niega al espectador los asideros que guiarían su lectura de un modo canónico y así alcanza a poner en crisis la recepción misma.
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Jaime Cuenca. (Periódico Bilbao. Diciembre, 2010)
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Sus obras, generalmente sin título, dejan la imaginación del contemplador tan virgen y abierta como la suya propia. Su voz posee acentos propios dentro de la abstracción lírica que se ha cultivado en el país aunque posea ecos y reminiscencias de la generación anterior de expresionistas abstractos.
En su pintura utiliza las técnicas mixtas: el óleo y el gouache, el lápiz y el bolígrafo, la mancha y la pasta seca, todo en uno y al unísono, hasta lograr la sinfonía deseada, sutil, evanescente, rica y sugerente, para el ojo y los sentidos. Biderbost es un gozador nato, un sensual hasta las cachas, un enorme polifonista.
Probablemente su obra contempla y fagotiza muchas otras, pero lo hace de modo personal, propio, entre la abstracción y el surrealismo. Fagotiza y nos devuelve de manera sutil y transparente mundos poéticos y profundos, a caballo entre la subconsciencia y el placer automático. Su pintura es pulsional, automática, gestual y al mismo tiempo refinada y exquisita.
Como diría el propio autor: “El logro de un cuadro se produce, sobre todo, cuando es capaz de fabricar su propia atmósfera, lo que hace su unidad interna, que significa fabricar su independencia. Cortar los hilos que te unían a él mientras lo pintabas. Su automatismo. Pero resulta complejo saber cuando se produce”
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Edorta Kortadi. (Deia. 12 de Enero, 2008)
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Se trata de obras inscritas en reducidos formatos, donde la grafía se manifiesta con acuciosa gracilidad y certero tino. El segundo supuesto corresponde a los grandes formatos, cuya estructura es sumamente compleja. En determinadas parcelas de los grandes formatos descubrimos pasajes o fragmentos de un gran valor imaginativo. Se perfila en esos hallazgos como un artista de notable ingenio. Esos pasajes o fragmentos no están en la línea sugestiva y hermoseada de las obras pequeñas. No. Poseen una identidad propia -de enorme complejidad, como está dicho-, son una parte importante, y un tanto extraña, de un proyecto mayor. Un proyecto que aspira unir cada fragmento del cuadro en un todo armónico, en una suerte de gran cristalización vital.
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José Luis Merino. (El País. 8 de Octubre, 2007)
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Ante la pintura de Fernando Biderbost (Bilbao, 1955) existe una actitud afirmativa del proceso plástico, de la búsqueda de registros. “Realmente, -comenta el artista en una larga entrevista con el escritor José Luis Merino realizada en Enero de 2006- soy un derviche cuando pinto. Nunca sé lo que voy a pintar. Si intuyera lo que voy a hacer no me sentiría motivado para ir al taller”. Y concluye: “Yo busco la experiencia plástica; la exploración en la acción de pintar”. En efecto, así es como plantea su pintura, de un modo libre y abierto, empeñado en la aventura de indagar en los mecanismos de la propia pintura y que ésta se exprese a través del pintor de una forma autónoma.
Pertenece Biderbost a un grupo de pintores que trabajan al margen de las modas. La suya es una carrera autodidacta e independiente, que transcurre en solitario sorteando los obstáculos de su propio discurso, rico y abundante.
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Alicia Fernández. (Del texto para el catálogo de BOSTEKO´07)
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Nos referimos a las sugerencias o visiones cercanas a una realidad deformada por la obsesión, en la búsqueda de la identidad del gesto, la mancha, o el conjunto de signos que el fluctuantismo genera durante el trayecto que va desde la abstracción automática, expresionista, hasta su encuentro con ese universo parecido o aparentemente cercano al real, considerado natural pero aún lejano de ser auténtica figuración porque pertenece a la ensoñación, al derroche imaginativo generado por el enfoque neoexpresionista del autor.
La mente de Biderbost es un alarde de ingenio desparramado. Abierta en canal, muestra su intimidad ante el público como muestran sus vacíos plenos los bacalaos de Jorge Oteiza, que son pura anatomía esencial: alma más que cuerpo; o sea, realidad ideal... De igual manera el pintor bilbáino muestra las ideas que le brotan del sueño; de ese sometimiento a su también esencial propiedad de crear un universo subreal muy personal, desconectado en toda su extensión con la realidad. ¿O no?
Ese aparente desamparo paranoide, alteración de algún área de su personalidad, es precisamente el germen o manantial que le otorga personalidad propia e intransferible. Conocemos otros casos similares cercanos, que también se nutrieron y nutren de ese resorte mental, y en todos ellos aún teniendo puntos fieles en común mantienen una sustancial distancia que les define. Es el caso del donostiarra Bonifacio o del lírico Baumeister.
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Javier Urquijo (El Mundo. 12 de Marzo, 2003)
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Desde sus inicios con el grupo El Desván (corrían los 70 y se movía junto a Iñaki de la Fuente, los Roscubas, etc.) su trayectoria ha sido la que ha sido su vida, una expresión “especular y especulativa”; nunca podrá ser “espectacular” porque Biderbost ha optado por aquel tipo de arte que supone un acercamiento a la realidad compleja, a “su” realidad, un tipo de arte (de hacer) que se convierte en método de conocimiento.
En ésta situación y siempre a contrapelo de las circunstancias imperantes, al trabajo de Biderbost se le ha catalogado en una categoría pretendidamente difusa que va desde la “incontinencia” hasta lo “fronterizo” pasando por toda suerte de justificaciones, precisamente cuando no hay traslacion-traducción posible en un trabajo que se constituye fundamentalmente como búsqueda y que se reafirma en la visión, en el carácter visionario.
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A. Rodriguez Bornaetxea. (Gara. 1 de Abril, 2000)
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El pintor bilbaino Fernando Biderbost es un personaje peculiar en el escenario artístico vasco. Autodidacta, abstracto y anárquico, su trabajo se aísla de las corrientes de pensamiento imperantes en el arte actual y se convierte en la expresión personal de indefinidos impulsos interiores.
Desde una posición aislada se aproxima de un modo espontáneo a un cierto expresionismo abstracto. Oscuras sensaciones y vagos sentimientos se amontonan desordenadamente en sus cuadros.
La composición de los cuadros de Biderbost son una sopa violenta. Formas dibujadas constructivas se oponen al caos del caldo bacteriano de pequeñas manchas informes. Las formas a menudo tienen una lectura figurativa y evocan animales y cabezas. El artista busca en su interior las imágenes primarias de su acción pictórica. Más que la descripción de algo, la pintura es un hecho, un acto. La pintura de Fernando Biderbost son huellas de su inconsciente y reflejan más su actitud que sus pensamientos.
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Pablo Milicua. (El Correo. 24 de Febrero, 1994)
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Entiende Biderbost cada cuadro como una experiencia, como un estadio en el proceso de indagación sobre un enunciado totalizador, indefinido pero cuya certeza ocurrirá con su encuentro. Mediante el lenguaje de la abstracción, impregnado de los contaminantes de su entorno. Mediante la aceptación de lo compulsivo, frente a la racionalidad previa del planteamiento, llevando la esencialidad conceptual a la caligrafía misma, usando del color con austeridad suma, valorando como otro soporte expresivo las superficies- soportes, hasta en ocasiones aceptar zonas sin ninguna pigmentación. Intenta crear un espacio donde el pensamiento pueda expandirse, donde el encuentro con lo mágico sea posible.
Busca las razones determinantes, rechazando lo asible sin esfuerzo, lo preformador que a tantos obliga continuamente a fronterizar su territorio. Intenta un modo de representación en el que selecciona las imposiciones categóricas que le envuelven, subvertiendo cualquier narración narrativa, aceptando la instantánea llamada del subconsciente en el momento mismo de la traslación de las evidencias objetuales.
El objeto es entendido como un referente, no por su valor de representación; del mismo modo actúa frente a su entorno urbano. Para Biderbost, el espacio es algo dinámico y sin límites que escapa a cualquier aprehensión. El cuadro es una porción de aquél, con integraciones orgánicas que solamente tienen un carácter evocador de percepciones ocurridas en determinados momentos. La racionalidad ordena, distribuye, retiene o rechaza. Fija un espacio y lo que en él debe contenerse. Pero las referencias pueden - y lo son de hecho- ser alteradas en sus ordenamientos e incluso sustituidas por asociaciones de más difícil entendimiento. Lo conceptual, lo gestual y lo metafórico se entrecruzan en la pintura de Fernando Biderbost, sin concesión alguna al ilusionismo, a la arbitrariedad.
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Antonio Leyva. (Crónica 3 – Las artes, Madrid. Diciembre, 1991)
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ÚLTIMAS EXPOSICIONES INDIVIDUALES
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- Cuenca. Galería X amor al arte.
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- Bilbao. Zaila - decoración de interiores.
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- Sevilla. Galería Félix Gómez. "12 x 12"
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- Berlin. BERLINEN LISTE 2012
- Mexico D.F. Equis Galeria
- Irún (Gipuzkoa). Recinto Ferial FICOBA - ARTEANDO
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- La Haya (Holanda) ARTI 2011 LA HAYA con la Galería Alicia Winters
- Bilbao. Galería Krisis Factory. "55 en Krisis" - dibujos
- Bilbao. Galería Windsor Kulturgintza. "Museo efímero de Bilbao"
- Madrid. Galería La Zúa
- Bilbao. Galería Krisis Factory
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2010
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- Mondragón (Gipuzkoa). Galería Iñigo Arregi
- Cuenca. Galería Jamete. "Me lo dijo Pérez"
- Bilbao. Sala de Exposiciones del Archivo Foral. IBILARTE
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2009
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- Bilbao. Sala de Exposiciones del Archivo Foral. IBILARTE
- Madrid. Galería Artificial. "Espejo canalla"
- Cuenca. Galería Jamete. ARCU
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2008
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- Arnhem (Holanda). Grote of Eusbiuskerk. "Pasion"- Kunstmanifestatie
- Vitoria. Galería Itinerante. 7º aniversario de la galería
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2007
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- "Bosteko". Itinerante Bizkaia: Amorebieta, Arrigorriaga, Basauri, Getxo, Leioa
(Con Bonifacio Alfonso y Juan Luis Goenaga)
- Bilbao. Galería Espacio 3. Primer aniversario de la galería
- Bilbao. Sala BBK-Elkano. "Danok batera" 20 aniversario Fundación Gizarkia
- Gernika (Bizkaia). "bombARTdaketa". 70 aniversario del bombardeo
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2006
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- Bilbao. Galería Espazio 3. "Hamahiruak bat - Trece colores"
- Bilbao. Galería Lumbreras. "Siete veces veinte"
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- Mondragón (Gipuzkoa). Galería Arregi
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- Bilbao. Galería Abad Agirre
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2000
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- Bilbao. Sala de exposiciones BBK-Elkano. Pro UNICEF
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1999
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- Gernika (Bizkaia). Kultur Etxea. "Portugaleko artistak Euskalherriarekin bat"
- Bilbao. Edificio La Bolsa. "Bilbao 27"
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